¿Qué sistema de protección queremos para nuestros menores? ¿Basta la reforma de la Ley?

El pasado viernes 20 de enero en Madrid tuvo lugar este seminario organizado como acto de presentación del Centro de Estudios del Menor del CEU, en el que participa nuestra vicepresidenta Teresa Díaz. El momento central del seminario fue la ponencia de Don Jesús Fuertes Zorita, Gerente de servicios sociales de la Junta de Castilla León y gran experto en acogimiento familiar. «El acogimiento familiar -afirmó- tiene valor terapéutico».

El Centro de Estudios del Menor del CEU tiene como objetivo mejorar la comprensión de las cuestiones relacionadas con la dignidad y los derechos de los niños a nivel internacional y promover políticas en ese sentido mediante estudios, investigaciones, seminarios de formación o jornadas divulgativas. La introducción del acto corrió a cargo de D.Elio Gallego, Director del Instituto de Estudios de la Familia del CEU, que resaltó que la familia no tiene alternativa y por ello las administraciones cada vez se dan más cuenta de que la única respuesta al desvalimiento familiar es un acogimiento.

Teresa Díaz Tartalo en su presentación del CEM-CEU incidió en que estamos en un momento decisivo, con una propuesta de reforma de la ley sobre la mesa, pero no podemos pararnos en declaraciones favorables al cierre de los centros de menores, porque esto no se puede hacer sin un tejido social favorable y además hay casos en los que inevitablemente el niño debe ir a acogimiento residencial y no familiar.

El momento central del seminario fue la ponencia de Don Jesús Fuertes Zorita, Gerente de servicios sociales de la Junta de Castilla León y gran experto en acogimiento familiar. Es autor de numerosos textos sobre protección de menores y lleva muchos años trabajando en relación con la temática de la doble vinculación o doble pertenencia de los menores acogidos.

Explicó que el acogimiento familiar es sólo una pieza del sistema de protección de menores, que debe procurar al niño seguridad, permanencia y estabilidad y que la intervención que mejor garantiza estas tres condiciones es aquella que incide «prioritariamente» en la recuperación del tejido familiar de los hogares con problemas, de modo que los profesionales que intervienen tienen la responsabilidad técnica y moral de procurar esa reintegración familiar.

Fuertes incidió también en una observación: el sistema de protección de menores se tiene que dirigir a conseguir la integración del menor en sus grupos naturales de convivencia “en condiciones básicas suficientes”, es decir, no se puede esperar la reintegración del menor en su familia en condiciones óptimas, porque cuando una familia ha hecho un esfuerzo de mejora que hace adecuada la reintegración familiar, en el 90% de los casos no implica que el niño vaya a tener las mismas condiciones de vida que tenía en acogimiento familiar y sin embargo esto no es obstáculo para el retorno si se cumplen las condiciones de seguridad y estabilidad.

Dedicó también una parte de su ponencia a la importancia de los tiempos de actuación de la administración porque “los niños tienen una edad en la que son más sensibles a desarrollar ciertas capacidades emocionales y si no actuamos antes de los 5 años de edad podemos generar niños emocionalmente analfabetos. Si desaprovechamos esos años para dar seguridad, esa inseguridad se manifestará a lo largo de su vida de mil maneras”.

El acogimiento familiar, afirmó, “tiene valor terapéutico; pensamos que la herida de estos niños se puede tratarse sólo en sesiones clínicas de despacho. Sin embargo la experiencia del afecto incondicional en el acogimiento familiar tiene valor terapéutico porque para los menores esa experiencia afectiva fuerte y sana es una experiencia de que haga lo que haga siempre se le va a seguir queriendo«. Manifestada la preocupación de los asistentes al seminario por el desgarro afectivo que puede ocasionarse entonces en los niños en el momento de la separación en caso de retorno a su familia biológica, D. Jesús Fuertes explicó: “los niños son imanes, los niños se pegan; si tienen la experiencia de un afecto, un apego, seguro y sano que se aprende en los primeros años de vida, y además se establece un plan de retorno adecuado, no hay experiencia de ruptura traumática con la familia de acogida cuando vuelven a su familia biológica”.

Documentos, material de trabajo, etc, en la web del programa de acogimientos familiares no preadoptivos Castilla y León: +info

(Virginia Pérez de la Fuente)